miércoles, 25 de diciembre de 2013

¿Feliz? Navidad


Como cada año, Rosa preparó la mesa con esmero: alisó las arrugas del mantel rojo para que la estrella de Navidad tuviera las cinco puntas bien estiradas, colocó los platos de forma perfectamente alineada y en distancia sincronizada a los cubiertos, brillantes y tan nuevos como el primer día, encendió las tres velitas blancas en el centro de la mesa y, cerrando los ojos, evocó un año más la imagen del hombre que había hecho cobrar sentido a unas fechas tan vacías hasta entonces. La última imagen de él aún flotaba en su recuerdo mientras dirigiéndose a la cocina pudo olfatear que la sopa estaba ya en su punto. Sirviendo dos platos, se aventuró a llevarlos a la mesa de un solo viaje… aún sabiendo que él no estaba allí y que su silla permanecía vacía, a Rosa aún le parecía estar escuchando su voz cuya reprimenda se le antojaba ahora entrañable. Llevar dos platos con sopa no era una proeza sino una insensatez. Sin embargo, Rosa vivía al límite en los detalles más rutinarios y sencillos de la vida. Le echaba tres cucharadas de azúcar a su café, se levantaba siempre diez minutos más tarde de lo debido, andaba descalza en pleno invierno e innumerables descuidos más que ella ni siquiera quería admitir, al menos de forma consciente.


Se sentó frente a aquella silla vacía y, deseándole Feliz Navidad, se puso a tomar su sopa mientras una lágrima solitaria y amarga resbalaba por su mejilla.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Me llena de orgullo y satisfacción...



A buen seguro todos los españoles sabemos qué palabras vienen después de ése conocido "me llena de orgullo y satisfacción". Son casi 40 años ya los que el Soberano lleva apareciendo en las pantallas de millones de televisores españoles en Nochebuena. Desde 1975 para ser exactos, el Rey Don Juan Carlos nos ha hecho partícipes de sus buenos deseos navideños y nos ha hecho un precioso repaso sobre lo que ha sido el año que termina. Sin embargo no deja de ser curioso que la primera frase con la que empezó su discurso en ese primer año 1975 podría, lamentablemente, ser el comienzo de su discurso este mismo año: "El año que finaliza nos ha dejado un sello de tristeza..."


Tristeza 40 años más tarde, por seguir viendo cómo a pesar de tanto cambio y tanto progreso, la decadencia nos sigue, persigue y consigue. 





Eso sí, este año tenemos que avisar a los abuelos, esos que mandan callar a todo comensal exasperado que disfruta contando chistes para amenizar la velada aprovechando la ya tradicional reunión familiar de Nochebuena, que ya es posible rememorar tan exquisito discurso a través del Canal de YouTube que la Casa Real estrenó hace escasos días. Podemos ver todos los discursos del Rey desde sus comienzos, ver cómo repite una y otra vez sus ya míticas palabras y hasta apreciar cómo el tiempo y la edad no perdona ni siquiera a los Monarcas. Será cuestión de luego explicarles también a los abuelos qué es YouTube... claro.





En fín, en estas fechas tan señaladas (como también diría el Rey Don Juan Carlos) me llena de orgullo y satisfacción desearos a todos una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo, por aquello de si en estos próximos días estoy algo ocupada y no me da tiempo a felicitaros oficialmente a través del blog. Mis mejores deseos para todos y, por favor, hagamos todos un buen propósito para comenzar el año. 

Gracias por ser mis lectores una vez más.  


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Mis 3 libros del recuerdo...

Durante mi infancia hubo libros que marcaron un antes y un después, haciéndome sentir verdadero entusiasmo por la lectura y aprendiendo con ellos a sentir eso que llaman placer del lector.
Voy a destacar tres, unos más conocidos que otros, todos guardan un recuerdo nostálgico y a la vez mágico en mi memoria.
Hoy comparto con vosotros una parte de mi niñez:



Mecanoscrito del Segundo Orígen

Escrito por Manuel de Pedrolo originalmente en catalán con el título Mecanoscrit del Segon Origen (y así lo conocí yo). Traducido posteriormente a diversos idiomas y reeditado también en otras muchas ocasiones. Adjetivo: Inesperado.
(Os dejo el link al libro en pdf pinchando el enlace de algo más abajo)

http://www.busateo.es/busateo/Biblioteca/D/D/De%20Pedrolo,%20Manuel%20-%20Mecanoscrito%20del%20Segundo%20Origen%20.pdf








Por qué me comí a mi padre

Recuerdo ir con el título del libro apuntado en la agenda a encargarlo a la librería y hacerme cruces con un título tan carnívoro y poco ético. No paraba de hacer especulaciones acerca de la salvajada que encontraría entre aquellas páginas y sin embargo topé con la evolución de los homínidos en su relato más ameno y divertido. Escrita por Roy Lewis. Su adjetivo: Peculiar.








Sin Noticias de Gurb

Primer contacto con Eduardo Mendoza. Ambientada en mi ciudad natal, me sentí un ser de otro planeta vestida con cuerpo ajeno y devorando las extravagantes páginas de una sátira sin igual. Adjetivo: Divertido.












¿Cuál es vuestro libro-recuerdo?

Sed felices.  

sábado, 14 de diciembre de 2013

Frases para pensar e interiorizar...



Cuando deseas algo, el Universo entero conspira para que realices tu deseo.




Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.

Si la vida no te sonríe...¡Házle cosquillas!.

Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.
El sentido del humor consiste en saber reírse de las propias desgracias.

Esperar lo inesperado. Aceptar lo inaceptable

Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito.

Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda.

Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.

No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.

El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento.

Una buena memoria es aquella que está entrenada para olvidar lo trivial.

El que ha desplazado la montaña es el que comenzó por quitar las pequeñas piedras.

Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.

La inteligencia del planeta es constante, y la población sigue aumentando.

He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz.

viernes, 13 de diciembre de 2013

El Noticiario Positivo

Para ser fiel a mi objetivo principal de compartir públicamente y con palabras de estar por casa (y andar descalza) cualquier cosa que se me ocurriera o de aquéllas que llamaran mi atención en particular… hoy quiero compartir algo que me pareció llamativo el pasado fin de semana durante mi escapada a La Manga.

  

El Noticiario Positivo

Me acerqué a una panadería sin puertas, de ésas que tienen el mostrador en la misma calle. Eché un vistazo a los dulces pero la mirada se me desvió en seguida hacia un folleto en blanco y negro cuyo título chocaba a una vista demasiado acostumbrada a malas noticias. El Noticiario Positivo parece ser una publicación habitual en la región de Murcia y su éxito radica precisamente en la positividad de todas y cada una de las palabras impresas en sus escasas 4 páginas. Frases como “Quien mueve montañas empezó apartando piedrecitas” o “Despierta cada mañana con el pensamiento de que algo increíble está por suceder”… son algunas de sus perlas. Experiencias personales enviadas por los propios lectores o los briconsejos de otro de sus colaboradores son parte de su contenido.


Buscando la positividad hasta en las situaciones más rutinarias y comunes… siempre podemos encontrar la parte “menos mala” de cualquier circunstancia. Es mi tarea pendiente, lo reconozco, y es por ello que, entonando el mea culpa, hago eco de esta publicación tan especial. Enhorabuena por una iniciativa tan emotiva. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Fin de Semana Muy Especial... en La Manga del Mar Menor


Mi primera impresión al llegar, bien entrada la noche y con unos cuantos de cientos de kilómetros a mis espaldas, fue de ciudad fantasma.

La Manga se presentaba ante mis ojos como una ciudad veraniega, abandonada y fría en esta época. Sin embargo, tan sólo unos pocos metros me hicieron falta para darme cuenta en seguida del encanto tan peculiar del que, sin percatarme de forma consciente, me iba a impregnar a lo largo de todo el fin de semana que tenía por delante.



Cierras los ojos y oyes silencio. Lo oyes, lo sientes y lo masticas. Lo saboreas. Te embriagas con su densidad… El arrullo de las olas como sonido contínuo en el fondo de todo escenario cautiva tu ser. Sientes la paz. Te sientes tranquilo. Lejos quedan las luces, el tráfico, los gentíos, las prisas. Tan solo te apetece pasear y cuanto más cerca del mar, mejor. 


En La Manga eso es posible siempre, porque si miras a un lado tienes el Mar Mediterráneo y al otro el Mar Menor. No tienes más que girar la vista. Separados en ocasiones por unos escasos metros cuesta muchas veces mirar al horizonte y encontrar la línea que separa el cielo del mar. 21 Kms de cordón litoral cuyo extremo más natural se llama Veneziola por su similitud de canales a la archiconocida ciudad italiana. Fue precisamente en Veneziola (lo cuento a modo de anécdota) donde sentí verdadero vértigo al subir con el coche por El Puente de la Risa, con una subida de miedo y una bajada igual, de las de subir con carrerilla que se suele decir…

Y qué podría decir de la gente que nos hemos podido encontrar y conocer en tal rincón del mundo… El dueño del Restaurante Italiano que nos hizo los mejores canelones artesanos o Marta, la dueña de la Tetería de las Hadas


Quedé realmente encantada con su establecimiento. Un sitio donde dejarse embrujar con cada detalle. Todo allí parece sacado de un cuento de hadas. Los tés, preparados con tanto cariño, resultaron exquisitos y su dulce de hadas, con bizcocho, sirope de plátano y chocolate, un acompañamiento especial. 


Compramos barritas de incienso de olores diferentes y salimos de nuestra merienda allí con la sensación de haber descubierto un sitio idílico al margen de la común realidad. Me he prometido volver.

Salí apenada de La Manga. He aprendido a encontrar el secreto de lugares inesperados, redescubriendo que en cualquier rincón de este mundo, y en ocasiones donde menos te lo esperas, es posible hacer más grande tu espíritu.





martes, 10 de diciembre de 2013

Soledad


Soledad me llaman cuantos cortesanos me conocen
Mas no saben ellos cuan verídico es mi nombre.
Guapa, bella, portentosa
Flor sin igual, bonita, hermosa
Todos cuantos me ven lo imaginan
Que las virtudes me dominan
Que con ellas puedo vencer
Que venzo pues he vivido
Rodeada de sigilo
Una vida de placer.
Nada me falta
Pues lo que deseo puedo tener
Así lo piensan ellos
Pues así ha de ser.
Mas no entienden ni comprenden
No quieren llegar a ver
Que no fue fácil ser perfecta
Y menos aún no saber perder.
De poco sirven las bellezas
De mucho menos la posición
Poco o nada tus lindezas
Si detrás de esta careta
Que dura más que un carnaval
Que no soy capaz de quitarme
Que me sienta ya tan mal
No hay más que una niña
Que olvidó decir la verdad
que ocultó su sentimiento
que necesita hablar
decir cuanto siente
contar la soledad
que vive la tristeza
que ya no la quiere más
que ansía no estar sola
y que prefiere la fealdad
la pobreza de lo simple
la sencillez que tú le das.
Porque quiere estar contigo
Porque ya no puede más
Seguir fingiendo una sonrisa
Mientras pide a gritos libertad.
Libre como una niña
Que llora sin sentir miedo
Que en cada lágrima derrama
Todo el sentimiento
Que afea su rostro mientras llora
pues demuestra así su lamento.
Yo quiero ser libre
Y demostrar lo que siento
No quiero estar sola
El silencio es mi tormento.
Ahora ven y hazme reír
No dejes de hablarme
De decirme y de narrarme
Cualquier cosa me sirve
Tan solo, permanece junto a mí.
Tu ceguera y mi belleza
Perfectos compañeros en una palabra
Tan real, tan entrañable

Tan solo, inseparables.

martes, 3 de diciembre de 2013

Miedo (Última)

Los monstruos son reales,
y los fantasmas también: viven dentro

de nosotros y, a veces, ellos ganan.
Stephen King.

Mi cabeza es un laberinto oscuro. A veces hay como relámpagos que iluminan algunos corredores. Nunca termino de saber por qué hago ciertas cosas. El Túnel, Ernesto Sabato.



Los ojos de Eulalia habían encontrado la simetría perfecta en los aguzados ojos que la miraban desde el otro lado del espejo.

Solo ella podía verlo. Aunque no lo veía, porque ambos eran el mismo ser desde el primer instante en el que el odio se apoderó de su corazón y hasta el momento en el que el casco de botella rota se clavaba en el ojo de aquel hombre.

Bestia mata bestia. Monstruo muerto.

Sobresaltada, Eulalia despertó en una cama vestida con sábanas rojas, teñidas por la sangre de su maltratador. Sus manos eran pinceles con los que dibujar sobre un lienzo encharcado por la vida de su verdugo.

Eulalia no podía distinguir entre la realidad y los sueños.

Y una vez más… sus manos rojas taparon su rostro, ensuciándolo de nuevo con sangre, aunque no era suya esta vez.



De lejos, un destello inquietante en el pasillo dejaba intuir el reflejo de los primeros rayos de sol de la mañana sobre el espejo de forja…



martes, 26 de noviembre de 2013

Miedo (3ª Parte)

Sus ojos se abrieron de forma súbita, su cuerpo se incorporó a la vez que un largo y espeluznante grito ahogaba el silencio de la mañana. Calló. Llevándose las manos a la cabeza como para aguantársela se dio cuenta que, una vez más, despertaba empapada de sudor. 

Se miró los brazos, las manos; se miró los dedos. Destapó sus largas piernas y las observó mientras las volteaba hacia uno y otro lado. Respiró profundamente aliviada: no había rastro de los cardenales. No estaban allí. Su cuerpo, su piel, todo era blancura. Volvió a respirar y, mientras lo hacía, su mano izquierda se deslizó por esa parte vacía de la cama donde hacía algo más de un año... yacía él. 

Habían pasado 13 meses exactamente desde la brutal paliza que casi acaba con su vida. 

Durante demasiado tiempo, Eulalia había normalizado una situación de total y absoluta sumisión hacia su torturador, un hombre cuya cruel personalidad y cobarde espíritu había decidido arruinar cualquier resquicio de dignidad de una mujer cuyo único sueño era ya... sobrevivir.

Una tras otra, las palabras hirientes de un hombre fracasado habían ido mellando la autoestima de Eulalia hasta llegar a tener una completa convicción de culpabilidad e incluso merecido castigo cada vez que su marido decidía quitarse la correa y propinarle una de las brutales palizas.

Eulalia había llorado. Eulalia había callado. Eulalia había intentado ser fuerte. Lo había casi conseguido hasta que su monstruo despertó aquel día en el espejo. Un monstruo cuyo objetivo exquisito era la venganza.

... Continuará ...




Si no habéis leído el comienzo del relato... el enlace está pinchando sobre la imagen del espejo:

sábado, 23 de noviembre de 2013

Miedo (2ª Parte)

Recorrió el pasillo con la vista fija en el suelo para no tropezar, empeñada en no encender más luces que pudieran romper la penumbra de la casa. El lejano brillo de la luz de su habitación a sus espaldas bastaba para alargar las sombras de la totalidad de objetos inanimados que descansaban sobre la cómoda del pasillo. Sintiendo un escalofrío a su paso, miró de reojo la pared vacía que coronaba la cómoda donde, hacía algunos meses, había colgado un enorme espejo enmarcado en forja.




― ¿Diga?
― Hola.
― Hola. ¿Quién es?
― Soy Lucía.
― Lucy… ¿pero tú sabes qué hora es?
― Lo sé.
― Dudo que lo sepas. ¿Qué ocurre?
― Acabo de soñar contigo.
― Y tu explicación no podía esperar a mañana, ¿no es cierto, hermanita?
― No.
― Puffffffffffffff ― resopló Eulalia.
― He visto tu espejo.
― ¿En sueños? ― espetó Eulalia en tono sarcástico, casi burlón.
― Sí Laia, en mis sueños. ― dijo con normalidad Lucía.


A pesar del esfuerzo de Eulalia por no estremecerse al escuchar la palabra espejo, no pudo evitar sentir un pinchazo agudo recorriendo su columna desde el cuello hasta la parte indigna de la espalda. De nuevo visualizó aquella imagen reflejada en el espejo mientras ella se miraba de frente: aquel horripilante monstruo no podía ser ella.

... Continuará ...


Les dejo el enlace al anterior capítulo pinchando en la imagen de Eulalia aquí abajo.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Miedo - Inicio

La noche era oscura y fría, quizás como lo son todas, quizás no. La niebla empañaba cualquier rastro de estrellas que pudieran verse en otras noches veraniegas de hace ya algunos meses. A través de los cristales lo único que podía verse era algún destello de faros subiendo la sierra hacia no se sabe dónde. Era difícil imaginar quién se adentraría en la oscuridad de aquellos montes a esas horas. Sin embargo, el resplandor de aquellas luces lejanas
le daba la paz que necesitaba. Tal vez era la seguridad de saberse a salvo dentro de sus cuatro paredes preferidas. O tal vez era tan solo la dejadez y el vacío que la invadían durante algo menos de un par de minutos, justo el tiempo que sus ojos seguían, de forma inevitable, el recorrido de esos rayos de luz hasta perderse en la última curva antes de la siguiente colina.

Respiró, y mientras lo hacía, vio salir su aliento gélido por la boca. Realmente hacía mucho frío. Dando media vuelta, alargó del perchero la bata azul de terciopelo, la de las noches en vela. No había acabado de anudarla cuando su corazón dio un vuelco dentro del pecho: el teléfono sonaba de forma estruendosa. Unos segundos de confusión bastaron para darse cuenta que no era normal que alguien llamase pasadas las tres de la mañana. Para ser sinceros, no era siquiera normal que alguien llamase.


Eulalia llevaba demasiado tiempo sin salir a la calle y había perdido el poco contacto que aún mantenía con el exterior desde que su perro había dejado de pertenecer a este mundo para pasar a una vida mejor.

El teléfono había dejado de sonar para volver a hacerlo por segunda vez, de forma insistente y sin dar tregua. Su sonido aceleraba el ritmo sanguíneo de Eulalia, que no atinaba a encontrar el interruptor de pellizco que había justo encima de su mesilla de noche.

―Tendrían que llamar por tercera vez si esperan que a mí me dé tiempo a llegar al auricular antes de que cuelguen ― pensó Eulalia.


 ... Continuará ...

¡Menudo frío!


Cool, froid, Erkältung, zimno, freddo, hotz, malvarma, fred, zima, koude o simplemente frigida en latín.
 


Frío en español. Biruji para los amigos.



Cualesquiera que sea el idioma para decirlo, el caso es que se ha convertido en la palabra más escuchada por las calles de nuestro país estos últimos días. Sirve para romper el hielo (entiéndase el juego de palabras) en conversaciones con vecinos, es excusa para marcharse pronto de un lugar incómodo, o para arrimarse a esa personita especial a la que le cuesta un poco darte un abrazo.

Las estufas encienden sus barras, los centros comerciales se convierten en refugio gratuito anti-frío (calefacción sin límites), los supermercados ofertan reconfortantes caldos caseros para calentar el ánimo… todo sirve cuando el viento arrecia.


Los que me conocéis (y para los que no, ahora debéis seguir leyendo) (el resto también, por favor) sabéis que el frío es para mí una tortura que dura demasiados meses al año. Toda ropa me parece poca para ponerme encima, mi silueta aparece encogida contínuamente por la presión gélida del viento en mi cara, rodeada de estufas y calefactores, buscando siempre un cachito de sol por las calles… pero sigo teniendo frío. He buscado solución a mi problema y quería compartirlo con vosotros:

Dicen que… Para combatir el frío no sólo debes abrigarte, sino también tener una buena alimentación. Más sopas y guisos, o un buen atascaburras de los de Albacete. Para quién lo desconozca, se trata de un plato castellano elaborado con bacalao en salazón, patatas cocidas, huevos, aceite, ajo y nueces. Dicen también que si utilizas nieve derretida para la cocción sabe doblemente bueno.

Dicen que… Una buena idea es arropar la casa con alfombras. Mejor con colores cálidos (rojo, anaranjado, etc) que dan sensación real y virtual de calor.

Dicen que… si realizas ejercicio físico no solo te olvidas del frío sino que puedes llegar a sudar en pleno invierno.

Siempre nos quedará la bolsa de agua caliente que heredamos de la abuela. Las hay con diseños muy modernistas y hasta elaboradas con agradable tela polar en su exterior para dar, desde el primer momento, la sensación de calor que buscamos. Yo creo que me voy a pedir una a los Reyes Magos…



miércoles, 20 de noviembre de 2013

Día Universal del Niño

¡Bienvenidos al mágico mundo de la infancia! Un mundo donde reír es rutina y soñar es obligado. Un mundo para saltar y jugar. Un mundo de nubes y caramelos. Un feliz mundo donde ser adulto queda prohibido. Un mundo lleno de colores en el que el blanco es tan solo una pausa del arcoiris. Las guirnaldas adornan ya todo el recinto y comienzan a salir las tartas de chocolate de la cocina. Todo está preparado para el comienzo del Gran Día: EL DÍA DEL NIÑO.



Lamentablemente, ser niño no siempre es así. No todos los niños pueden reír. Los hay que se olvidaron de hacerlo. Los sueños más inalcanzables para muchos de ellos son conseguir algo que comer para el día siguiente. Algunos sueñan con paz. Muchos de ellos tienen como juego cargar con armas desde bien pequeños. La palabra felicidad les queda… demasiado lejana. Y no hace falta alejarse mucho de nuestra propia calle para darnos cuenta de que las guirnaldas no son precisamente lo que alumbra las casas de muchos de nuestros vecinos, con una vida cada vez más precaria. Nuestros propios hijos reciben cada vez con más frecuencia una negativa ante sus peticiones de caprichos antes asequibles y ahora cada vez más imposibles. Las tartas han sido sustituidas por el pan y chorizo de toda la vida. Seamos realistas: esto no va bien.

No alcanzamos a pronosticar cómo afectará toda esta crisis a nuestros hijos, no solo a nivel económico si persiste la situación, sino también psicológicamente, con costumbres y hábitos adquiridos a fuerza de rutina obligada. Nuestros padres, que tan poco tuvieron, quisieron dárnoslo todo, entregarnos tantas cosas que “a ellos les hubiera gustado tener”. Nos acostumbraron a un “siempre sí” como respuesta a nuestras exigencias, cada vez más desorbitadas y crecimos pensando que “el dinero nacía de los árboles”. Derrochamos dinero y lo hicimos alegremente, sin percatarnos de que también estábamos derrochando la vida. Ahora no solo tenemos que re-aprender a vivir escatimando sino que hemos aprendido a decir “siempre no”. Tristemente eso pasará factura. Cíclicamente podría repetirse la historia y el día de mañana encontrarnos con que nuestros nietos tienen “todo aquello que nuestros hijos no pudieron tener”.

La espiral de la vida… nunca sabes dónde te lleva.

Ahora no hay elección. Tenemos que pasar con lo puesto y apretar los cinturones para sobrevivir. Tan solo intentemos encontrar, al menos, el equilibrio emocional a todo esto: lo que materialmente es un “siempre no” transformémoslo en un emocional “siempre sí”.

Les dejo con una cita:

El niño es realista; el muchacho, idealista; el hombre, escéptico, y el viejo, místico.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Sonríe




He decidido sonreír. Sonreiré a todas horas. Me pintaré la sonrisa si hace falta. Nadie será capaz de borrarla de mi cara. Ninguna circunstancia hará que desaparezca. Sonreiré siempre. Sonreiré cuando me pisen. Sonreiré cuando llore. Sonreiré mientras cocino. Me dormiré sonriendo. Mi sonrisa será eterna. Mi sonrisa será famosa. Todos hablarán de ella. No necesitarán pedirme que sonría cuando me fotografíen. Sonreiré cuando te vea. Pero también sonreiré mientras te marchas. Sonreiré hasta que los músculos de mi cara se quejen de su falta de descanso. Sonreiré a mi jefe. Sonreiré a mi vecino. Sonreiré cuando me cruce contigo en la calle, no te sorprendas por ello. Haré feliz a todo el mundo que me mire. Alegraré sus espíritus con mi sonrisa. Sonreiré mientras canto pero también cantaré mientras sonrío. Te sonreiré a ti. Tan sólo sonreiré. Pero no me pidas que sea feliz, aunque sí que te lo cuente. Seré capaz de contarte lo feliz que soy y sonreiré mientras lo hago... porque es lo que todo el mundo quiere: ver mi sonrisa. La niña que hay dentro, ésa... ésa no aprendió aún a vivir.





jueves, 7 de noviembre de 2013

El peso de las estrellas

Tan altas, tan brillantes, titilaban en la oscuridad de las noches sin luna, las estrellas me habían hecho compañía durante todos los años de mi vida. Desde niña me había gustado mirarlas. Había soñado poder tocarlas. Soñaba subir por una larguísima escalera de oro y robar una. Ilusa… Pero ahí seguían. Nadie había conseguido robar ni una siquiera. Brillaban con un retraso de millones de años luz, pero brillaban. Su fulgor me hacía no pestañear siquiera mientras repasaba todas las noches, que ahora me parecían infinitas, en las que me había quedado dormida mirándolas. Tumbada en mi cama, con la almohada doblada aplastando mi oreja, mi ventana abierta en verano me abría la vista siempre al cielo abierto de las noches estrelladas. Ellas siempre estaban allí. Habían conocido mis más escondidos secretos de adolescencia. También habían escuchado mis pesares de mujer infeliz con algunos años más. Sin embargo, era ahora y solo ahora cuando comenzaba a notar el peso de aquellos astros. Pesaban. Me recordaban todo lo que ya pasó, un montón de años más o menos vividos, otro montón de experiencias y episodios de mi vida. Pero sobretodo me pesaban en los párpados, que ahora se cerraban (al fín) por el peso de la edad. Siempre supe que acabaría así. Siempre quise que así fuera. No hay mejor forma de morir que la elegida. Morir viendo las estrellas. Si tan solo pudiera ver una estrella fugaz más…

lunes, 28 de octubre de 2013

Diario de una mosca común- 4ª parte : ¡EL DESENLACE!

Día 11º Amaneciendo:
Aún no lo he pensado, pero voy a divertirme un poco más mientras pruebo esa masa color rojiza que el sujeto se está untando en una tostada…

Mis pegajosas patas han decidido por mí. De momento me quedo un rato más inevitablemente adherida a la tostada.
Mi trompeta degustativa da su aprobación a la masa roja ¡Pringosamente dulce y sabrosa!


Avance en conocimientos humanos: el sujeto tiene sus capacidades de reacción y sus sentidos enormemente menguados a estas horas. Se convierte en blanco fácil a mis devaneos volátiles.
Observaciones varias: por la mañana las ventanas de la casa permanecen largo tiempo abiertas. Es mi oportunidad. Pero aún me quedaré un poco más… los humanos de la ciudad son más divertidos que una manada entera de vacas abonando el terreno. Además, mi vida ya no sería lo mismo sin la cerveza o la mermelada.

Día 11º horas después:
Ha habido verdaderas tortas por un pedazo de tostada. El resto de congéneres no se atreven a chupar en presencia humana, así que esperan con ansiedad las sobras en el cubo de basura. Desistí en cuanto ví tan agresiva competitividad.

Día 11º cuando más calienta el sol:
Huele bien. Y cuando digo que huele bien es que huele muy mal. Es decir que… Eh, un momento… ¿porqué vuelan todas esas moscas (y mosquitos) hacia la ventana abierta? ¿de repente han decidido huir y formar una nueva colonia en el piso vecino? ¿acaso han puesto barra libre de mermeladas en la tienda de abajo? ¿cómo sé que hay una tienda abajo? Huele malísimamente mal… huele a… me está entrando sueño… no es normal… pero tengo mucho sueño… es veneno… nos quieren matar…. El humano toma represalias… el robo de mermelada hirió su orgullo humano… debo llegar a la ventana abierta… debo… llegar…

Día 11º Tras el cristal CERRADO de la ventana.
Día 11º Tras el cristal INFRANQUEABLE de la ventana.

Día 11º El humano se acerca al cristal cerrado e infranqueable y muerde una tostada con mermelada negra mientras nos mira burlonamente.

Día 11º Descubro que no me dio tiempo a descubrir el sabor del chocolate.


Día 11º A cualquier hora:
Debo conseguir entrar. No moriré sin probar esa mermelada negra.

Día 11º A cualquier calurosísima hora del día:
Hace mucho calor.

Día 11º … del día…
Quién sabe qué hora es. Quién sabe quién soy. Quién sabe qué hago aquí. Sabe quién aquí hago.

Algún día después de los anteriores:
¿Alguien ha visto una mosca fantasma? Si no es viva será muerta, pero yo pruebo el chocolate como que me llamo Moski, así tenga que volver cien veces más del más allá.
Cien más del más allá son diez mil. Bueno, tal vez eso son demasiadas veces. Pero llamarme Moski sí me llamo. Me lo han puesto mientras volvía.

Día 1º de mi fantasmal existencia:
Je je… puedo atravesar los cristales cerrados e infranqueables. ¡El tarro de chocolate ya es míoooooooooooooo!



Enlaces a las 3 partes anteriores: