lunes, 22 de septiembre de 2014

Otoño, queridísimo Otoño.



Otoño: proviene del dios egipcio Atum que simboliza el sol que se oculta en la tierra.

Muchos son los rituales que desde hace días vengo leyendo para dar la bienvenida a este equinoccio de la forma más espiritual posible... conectar con la Naturaleza, sentirse parte de ella, recibir un nuevo período en el que sentirnos algo más cercanos al entorno que nos rodea... No es mala idea, aunque yo sigo prefiriendo fijar mi vista en esas hojitas que caen mojadas convirtiendo las aceras de nuestras ciudades en una peligrosa pista de deslizamiento, pero que dan a nuestras calles esa estampa tan otoñal, tan bucólica. Me gusta aún más salir al campo, al menos algún fin de semana que otro, y andar por esos caminos de la Naturaleza, la misma que invocamos con los rituales, oliendo a tierra mojada, cogiendo castañas o recolectando níscalos (así los llaman en mi pueblo, aunque técnicamente se trata de "mízcalos").

¿Y qué me decís de esas tardes en las que la lluvia choca en los cristales mientras tú pasas la página de un libro, acurrucada en el sofá?

Así que, cada cual que disfrute como más le guste de la nueva estación que entra... pero con una sonrisa, siempre, porque los cambios, dicen, siempre son para mejor.







1 comentario:

  1. Uf. Escribo esto en 2017. En mi país está terminando el otoño, también es mi estación favorita del año, aunque hoy en día no la puedo disfrutar como antes... el tiempo y la vida vuelan y pues, ya no es lo mismo. Mi mejor otoño fue en 2013, ese año sentí una paz y tranquilidad que se acercaron mucho al estado de ánimo wabi·sabi que mencionas en el otro post. Hoy en día siento que no me puedo dar el lujo de sentir nuevamente aquella paz interior.

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