domingo, 8 de septiembre de 2013

Escapada de fin de semana


Este fin de semana he podido hacer una escapadita rural a uno de esos lugares perdidos del mundo donde encontrarse con la naturaleza en su estado más puro. Un lugar perdido para perderse:

Los nacimientos del Río Segura y del Río Mundo.

No es mi intención hacer una ruta profesional para aventureros con datos de kilometraje y posibles rutas alternativas, sino relataros mi experiencia por si en algún momento a alguien le apetece conocer ese rincón desconocido.

Comenzamos nuestra visita comiendo (sí, rara forma de empezar, lo reconozco) en el Hotel San Francisco de Santiago de la Espada (Jaén) donde hemos comprobado que el cordero a la segureña es inigualable al resto de congéneres tanto en sabor como en textura. Precio asequible del menú: unos diez euros por persona con postre, café y bebida incluida (2 euros más si se consume el mencionado cordero autóctono).

Ahora ya sí, nos dirigimos al nacimiento del Segura, por la A-317 y pasando por el Parque Natural de Sierra del Segura. Siguiendo las indicaciones llegamos a la aldea de Fuente Segura donde nos encontramos con un nacimiento nada ostentoso de tan ilustre río. 


Apenas un pequeño lago en apariencia, nada hace intuir las dimensiones que más tarde tomará el Segura. Aguas cristalinas, de un azul turquesa precioso y una transparencia propia de aguas vírgenes, las aguas nacientes del Segura son un espejo donde tu reflejo se confundirá con las profundidades de la naturaleza.



Sin más que ver por allí, nos disponemos a ver el otro nacimiento: el del Río Mundo.

Pasamos por Pontones, localidad a la que pertenece la aldea antes mencionada de Fuente Segura, y que toma su nombre con toda probabilidad de los numerosos puentes que unen calzadas con accesos a viviendas. Peculiar cuanto menos.

Continuamos la ruta por Pontón Alto y tras muchos kilómetros de bonitos paisajes de bosques y pinares, llegamos de nuevo a la civilización de Siles.



Hemos de mencionar que nos hemos arrepentido de no llevar una tienda de campaña y poder hacer las rutas paisajísticas con más calma a pie y no en coche. La zona dispone de zonas de acampada libre y hubiera sido una buena opción.


En fin, ya en Riopar buscamos el nacimiento del Río Mundo. Quedamos encantados con las montañas acantiladas y sus numerosos chorros de agua cayendo por doquier. La vegetación, las rocas, el sonido inconfundible del agua cayendo… todo hace del entorno un lugar que enamora. Agotados por la subida, nos sentamos en una roca y nos dejamos embaucar por la magia que nos rodea.

Comparto algunas fotos que espero ilustren mis palabras y os empujen a visitar mi nuevo descubrimiento.


 




Ahora ya puedo decir que he visto donde nace el Mundo.


¿Os animáis?

2 comentarios: