lunes, 22 de septiembre de 2014

Otoño, queridísimo Otoño.



Otoño: proviene del dios egipcio Atum que simboliza el sol que se oculta en la tierra.

Muchos son los rituales que desde hace días vengo leyendo para dar la bienvenida a este equinoccio de la forma más espiritual posible... conectar con la Naturaleza, sentirse parte de ella, recibir un nuevo período en el que sentirnos algo más cercanos al entorno que nos rodea... No es mala idea, aunque yo sigo prefiriendo fijar mi vista en esas hojitas que caen mojadas convirtiendo las aceras de nuestras ciudades en una peligrosa pista de deslizamiento, pero que dan a nuestras calles esa estampa tan otoñal, tan bucólica. Me gusta aún más salir al campo, al menos algún fin de semana que otro, y andar por esos caminos de la Naturaleza, la misma que invocamos con los rituales, oliendo a tierra mojada, cogiendo castañas o recolectando níscalos (así los llaman en mi pueblo, aunque técnicamente se trata de "mízcalos").

¿Y qué me decís de esas tardes en las que la lluvia choca en los cristales mientras tú pasas la página de un libro, acurrucada en el sofá?

Así que, cada cual que disfrute como más le guste de la nueva estación que entra... pero con una sonrisa, siempre, porque los cambios, dicen, siempre son para mejor.







martes, 29 de julio de 2014

4 Manías de un lector cualquiera



Mi manía loca es hablar del libro como si fuera algo que en realidad hubiera pasado y que hable como si fuera la cosa más normal del mundo y que de pronto me pregunten "y quien es …?" o "y de donde sacaste que…?" y yo "ups, no has leído el libro verdad? em...léelo".

Así de curioso describe una chica su pasión por la lectura. Se ha sentido tan dentro de la historia que, por un momento, confunde realidad con ficción y comenta su recién acabado libro como si se tratara de una experiencia vivida por ella misma.

En cualquier caso, en nuestra rutina diaria siempre hay cosas de las que estamos convencidos de ser los únicos seres humanos en todo el planeta que lo hacemos. Los lectores no iban a ser menos...


  • Oler el libro que estás leyendo. 

El olor a pegamento, el polvo pegado al lomo, la inestimable fragancia de lo que aún está por descubrir. Huele a emociones... sencillamente, huele bien. Así que, querido lector, siento decirte que no eres el único que se ha acercado ese libro a la nariz y ha aspirado el dulce aroma de las letras...

  • Subrayar frases o anotarlas en un cuaderno a parte.

Por que siempre hay frases que quieres retener en tu recuerdo. Son especiales y no pueden (¡no deben!) quedar en el olvido. 

  • Anotar (también) las bandas sonoras que se mencionan en cada libro.

Algunos autores tienen esa extraña manía de poner una banda sonora a sus escenas. Se trata de una asociación de conceptos con la que juegan y que, de alguna manera, motiva al lector en su faceta más curiosa. Escuchar después aquéllas que no conoces se convierte muchas veces en todo un descubrimiento, ¿no es cierto?

  • Establecer extrañas relaciones entre capítulos de un libro con fragmentos de otro.

Empiezas a recordar que hace dos meses leíste otro libro que mencionaba el mismo yacimiento arqueológico. Sospechas que no puede ser coincidencia. Miras las fechas de edición. No puede ser cierto. Los autores no pudieron conocerse. Con toda probabilidad eres tú el que está creando una relación no existente entre dos hechos que nada tienen que ver... sin embargo, sigue siendo demasiada coincidencia que el cuerno de unicornio aparezca en dos novelas que nada más tienen en común. Desde luego, da mucho juego y aumenta tus expectativas sobre el próximo libro que espera sobre la mesa a que lo empieces a leer.



Por último... un par de consejos:
PD_ Estimadas lectoras: cuídense de no pintarse las uñas de color rojo antes de estrenar un libro.
PD II_ Estimados lectores: tocarse la barba mientras leen no es buena idea.

¡Larga vida a los libros!


lunes, 2 de junio de 2014

Adiós al "Me llena de orgullo y satisfacción..."

Pues nada... que ahora que acabó la Liga y un poquito antes que comience el Mundial... el mejor momento para abdicar. Y en éso estamos. 

Pero, al margen de la broma y sin entrar en la seriedad de la noticia, (que lo es, no lo voy a discutir), se me plantea una duda enorme sobre cómo será el discurso del nuevo Rey de España las próximas Navidades... Perdónenme ustedes por ello, pero no lo puedo evitar. Adiós a aquéllas bonitas palabras de... "me llena de orgullo y satisfacción..." 




Toca esperar el momento... 


jueves, 22 de mayo de 2014

Atrévete a Soñar

¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

Calderón de la Barca.


Ya hace mucho que estos versos comenzaron a llamar mi atención. Si bien la trama de mi vida dista mucho de parecerse a la de Segismundo cautivo en una torre (momento en el que pronuncia las célebres palabras), sí es cierto que muchas veces me siento cautiva en una torre imaginaria que la vida nos va construyendo a base de preocupaciones, problemas sobrevenidos, dificultades y muchos quehaceres. Todos sentimos en algún momento que nos gustaría parar la vida y hacer como que nada de ésto está sucediendo, como que estamos en otro lugar, en otras circunstancias, hasta con otra vida. 

Pues bien, hoy vengo a defender la chiquillería más grande del mundo: la belleza de los sueños.

Soñar es bonito. Anima el alma. Endulza el corazón. Devuelve la fuerza necesaria para seguir luchando cada día por aquéllo que nos hace soñar... un viaje, una pareja, un hijo, un premio, un logro personal o sencillamente aquellos zapatos que vimos hace una semana en el escaparate de la esquina y nos parecieron tan caros como inaccesibles... Soñar no es sólo cosa de niños. 

Una última confesión antes de acabar: yo prefiero soñar con los ojos abiertos. Solo así puedo escoger lo que sueño. Y creedme... algunos de vosotros estáis en mis sueños.

Buenas noches, y.... ¡Dulces Sueños!


Muéstrame un obrero con grandes sueños y en él encontrarás un hombre que puede cambiar la historia. Muéstrame un hombre sin sueños, y en él hallarás a un simple obrero.

jueves, 8 de mayo de 2014

Historia de un tonto

Ricardo era guapo. Ricardo era excesivamente guapo. Diríase que era hasta bello. Los eruditos en la materia, caso de existir, hablarían de perfección. Sus rasgos, un conjunto poco coincidente de características peculiares elegidas por la Naturaleza con exquisita delicadeza, realzaban una personalidad… de lo más tonta. Porque Ricardo era tonto. Ricardo era muy tonto. Diríase que no había hombre más tonto en, al menos, miles de kilómetros a la redonda. 

Lo más absurdo era que Ricardo no conocía su tontuna.

Ya después de mucho tiempo y solo habiendo Ricardo observado la escasez de miradas cruzadas con la suya durante su habitual paseo vespertino, cayó un buen día Ricardo en la cuenta obvia: su belleza se había esfumado.

Él que siempre había confiado sus actos a su presencia. Él que nunca tuvo problemas para dejar huella tras de sí… Ahora era uno más en la concurrida y céntrica calle de una capital más. Formaba parte de lo que llamaban “gente común”.

Pero Ricardo no se conformaba. Casi ahogado, sudoroso y con el traje algo arrugado, subió sin descanso los cuarenta y siete peldaños que separaban el portal de la calle de sus ciento quince metros cuadrados de apartamento. Dejando las llaves puestas y la puerta abierta hasta atrás, sin hacer caso alguno del golpe que ésta acababa de dar en la pared estampada del hall, llevó a cabo su único pensamiento, su obsesión: mirarse al espejo. Ciertamente, el espejo no mintió, aunque sí defraudó. Ricardo continuaba siendo guapo, aunque menos que ayer.


Ya solo me queda la tontuna, -pensó Ricardo consciente por primera vez del poco valor de su presencia-, y, arreglándose unas disimuladas arrugas de la solapa, regresó deshaciendo sus pasos a la misma calle por la que se perdió. 


domingo, 30 de marzo de 2014

Dichosa Dicha Digo

Felicidades a todos los que son felices, porque ellos heredarán su mundo. Yo seguiré en mi tristeza, porque de la felicidad fui desheredada. No se preocupen por mí, no pienso llorar... aprendí a dejar de hacerlo, puesto que observé que siempre era en vano y que las lágrimas no son más que agua salada que cae por tu mejilla hasta morir en la comisura de unos labios, resecos de tanto callar. Felicidades a aquellos que sonrían, sigan haciéndolo. Yo la perdí por el camino, tal vez la dejé olvidada. Suele pasar con aquello que se utiliza poco o que se utiliza forzadamente. De todas formas, mis dientes amarillentos agradecen la boca cerrada pues así nadie les ve. Sean felices los que supieron hacer de su vida lo que querían, yo no pude porque nunca dependió de mí. Ustedes que siempre tuvieron las riendas de sus acciones, que estaban siempre donde querían estar y hasta la hora que querían estar, también con quién querían estar, ustedes que tenían claro cuál era su camino y supieron llevarlo a cabo, sean dichosos por ello. Mi vida quedó trabada por una mala malísima elección que pasó su factura, bien cara por cierto, y que aún mi memoria se empeña en cobrar intereses en forma de arrepentimiento. Disfruten de su dicha, sepan apreciar cuánto les da la vida y olvídense de todos aquellos que de igual forma olvidamos lo que era ser escuchado, ser atendido, ser importante para alguien, olvidamos contar con el apoyo de una persona que, siendo importante para ti, no movió un dedo por ti jamás, demasiado ocupada con sus amistades y sus tareas, siempre más importantes que cualquier asunto tuyo. Vivan y sean felices, no vuelvan la cabeza atrás. Porque atrás solo quedan los perdedores, los que nos conformamos con vivir una vida sencilla con lo poco que tenemos, que somos nosotros mismos y nuestras aburridas vidas. Sigan adelante. Tan solo... cuando lleguen al final del día y cierren los ojos, no sientan remordimientos por tantas personas que dejaron atrás y que podrían haber hecho de su felicidad algo más noble y algo más real, con menos jolgorio aunque con mucha más ternura y compañía de lo que su soledad les permitió ver.

Yo hoy cierro mi puerta y dejo que caiga el mundo. Algo así como dejarse caer, sigilosamente, sin que nadie te oiga...





viernes, 7 de marzo de 2014

¿Día de la Mujer o Día del Individuo?





8 de Marzo
Día Internacional de la Mujer Trabajadora
 o 
Día de la Mujer (¿a secas?) 



¿Por qué tenemos las mujeres un "DÍA" y los hombres no? ¿Será por aquéllo de estar hechas a partir de la costilla de "ellos"? Es decir, ¿seremos siempre un colectivo a defender y por el que luchar?




Amigos y amigas... seguiremos teniendo un Día de la Mujer mientras sigamos sin entender que no queremos igualdad sino EQUILIBRIO. 

He estado leyendo acerca de la discriminación positiva, y copio literal:
La discriminación positiva (también conocida como discriminación inversa) son las acciones dirigidas a compensar una discriminación negativa (o tradicional). En general implica dotar a ese grupo social, étnico, cultural (o de cualquier tipo) antes en la historia discriminado de unos privilegios o ventajas que compensen la discriminación recibida a causa de injusticias sociales. El objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas menos favorecidas.
Es decir, darle a un grupo (en este caso, las mujeres) una ayuda concediéndoles ventaja o tal vez más derechos que a otro grupo (en este caso, los hombres) ya es, en sí misma, una discriminación dado que rebajas a un nivel inferior al primer grupo por considerarlo más necesitado. Dicho de otra forma: se da por hecho que el grupo discriminado no será capaz por sí mismo de prosperar en iguales condiciones que otro grupo.

Es algo complejo entenderlo pero no por ello deja de ser cierto.

Yo defiendo la individualidad, es decir, la persona considerada de forma individual, sea hombre o sea mujer. Cada ser humano tiene sus posibilidades y con ellas son con las que nos enfrentamos a nuestro día a día. Cómo utilicemos esas posibilidades y los medios con los que cada uno de nosotros contamos es ya un asunto particular y poco, o nada, tiene que ver con el sexo del individuo.

Ahora juzguen por sí mismos y defiendan los derechos de aquéllos que nos enseñaron que debíamos defender: los débiles. ¿A quién consideramos débil? Ahí dejo la pregunta... en el aire.

Feliz día para tod@s.

jueves, 6 de marzo de 2014

De cine: Casablanca

Es curioso lo mucho que utilizamos algunas frases célebres del cine sin ni tan siquiera pensar de dónde proceden...

Este fin de semana me propusieron ver la mítica película Casablanca. He de confesar que la idea me pareció, a priori, una opción secundaria que llevar a cabo en caso de extrema necesidad y bajo obligado aislamiento doméstico por temporal exterior. Sin embargo, de igual forma, he de confesar que la película terminó por atraparme. No esperaba sentir intriga o emocionarme especialmente con ella, aunque tampoco podía esperar nada porque, perdonen mi ignorancia, desconocía siquiera el argumento.

Un guión excelente y unos actores sublimes en una época en la que los recursos cinematográficos podían ser algo menos que prehistóricos... dieron lugar al mito. 

La película data de 1942 y es precisamente en esa década en la que se sitúa la historia. Una historia de amor con un trasfondo de intriga que te mantiene en suspense sobre cómo se van a desarrollar los hechos, todo ello con el nazismo como escenario mundial durante todo el largometraje.

Realmente recomendable.

Ese "tócala otra vez, Sam" o un "presiento que este es el comienzo de una gran amistad" son algunas de sus perlas.
























Y es que, como dije al principio, frases legendarias cuyo origen acabamos desconociendo tenemos muchas, y aquí os dejo algunas de ellas: ((¿¿seréis capaces de adivinar de qué películas son??))

  • Tonto es el que hace tonterías.
  • Que la fuerza te acompañe.
  • Houston, tenemos un problema.
  • En ocasiones, veo muertos.
  • A Dios pongo por testigo...
  • Oh capitán, mi capitán.
  • Sayonara, baby.


Y cuando todo lo anterior falle... ya sabéis... "siempre tendremos París".


lunes, 17 de febrero de 2014

24 horas con Pompas Fúnebres pisándonos los talones

Salíamos de mi pueblo con un sol de justicia, más por lo justo que era ver el sol después de dos semanas lloviendo casi sin tregua que por lo ardiente de éste, pero al llegar a Guadalupe las nubes tapaban el deseado astro. Apenas enfilábamos el último tramo de carretera para entrar en el pueblo cuando se nos cruzó el primero de ellos:


- Irá vacío - dije yo.

- No. Lleva huésped - dijo Sergio - ¡Lagarto, lagarto! - añadió, cruzando sus índices, mientras soltaba peligrosamente el volante.


Sin darle mayor importancia, dispusimos del día paseando por las calles de Guadalupe, admirando de nuevo la preciosa fachada del Monasterio, ojeando botijos y asientos de corcho en las tiendas de recuerdos, intentando hacer alguna foto (sin demasiado éxito, por cierto) y decidiendo dónde comer con dos perros sin pasar frío. 

Transcurrido el día, o parte de él, decidimos volver. Las nubes comenzaban a aparecer por encima del monasterio y todo apuntaba a una inminente tormenta, así que nos dimos prisa por regresar al coche, aparcado algo lejos. 

Ya en carretera, de regreso, nos pilló la tormenta. Fue de esas en las que cae agua sin medida mientras un sol burlón intenta abrirse paso entre la espesa cortina de agua. El segundo coche fúnebre nos seguía de cerca. Digo el segundo aunque... bien podía ser el mismo que el primero. Quién sabe.

Más de cincuenta kilómetros nos separaban de llegar a nuestro destino, así que, aminorando la marcha intencionadamente, forzamos que tan funesto vehículo nos adelantara, como así sucedió.

Libres al fin del mal augurio, decidimos (¡inconscientes!) hacer una parada en Logrosán: habíamos oído hablar de la casa encantada y queríamos verla. Curiosidad mal sana. Sin embargo, no la encontramos y desistimos de buscarla. Proseguimos nuestro camino. 


El día no estaba saliendo como esperábamos, así que antes de llegar a casa, hicimos otra nueva parada en el camino, esta vez en uno privado que no llevaba más que a una finca también privada y en el que tuvimos que dar la vuelta como pudimos, entre barro y charcos. Hasta la vaca que pastaba allí tranquilamente huyó despavorida al escuchar nuestros muuuuuuuuuus de reclamo. Realmente el día no estaba saliendo demasiado bien...

Entramos en nuestro pueblo. ¿Qué encontramos nada más entrar? El tercer coche fúnebre (era el mismo, ahora estoy segura). 

- Lagarto, lagarto...

Al día siguiente (es decir, hoy), saliendo de nuevo con el coche del pueblo, el cuarto coche de Pompas Fúnebres nos alcanzó. La mirada fija de Sergio en el espejo retrovisor era una mezcla entre asombro y pavor, aunque algo más de andar por casa. 

Domingo siniestro. Y creedme... la historia ha sido real.

domingo, 2 de febrero de 2014

16 Pensamientos Negativos que pueden autodestruirte

¿Cuántas veces habéis tenido pensamientos/sentimientos negativos?

Muchos de nosotros ni siquiera somos conscientes de la cantidad de pensamientos negativos que tenemos en un día completo de nuestra vida. Mucho menos sabemos apreciar el peso que estos pensamientos tienen en nuestra vida diaria pero lo cierto es que acaban pesando y mucho. Llegan a agotarnos, haciéndonos unos infelices voluntarios y nos aíslan de la realidad. Nos convierten en personas desmotivadas, sin fuerzas de seguir luchando por esta vida, nos restan alegría y energía. Acaban conduciéndonos en "un mundo por el que no vale la pena luchar". Y ahí nos quedamos.


¿Por qué todo me tiene que pasar a mí?

Siempre me sale todo mal...

Seguro que mañana llueve.

Probablemente le tocará a otro.

Qué mal me sienta esta camisa, me hace más barriga.

¡Madre mía, cómo voy a salir con esta cara hoy!

Estoy solo/a.

Estoy desperdiciando mi vida.

La vida no tiene sentido.

Soy fea.



No soy tan bueno como...

Todo es culpa mía.

Las cosas van de mal en peor.

Seguro que sale mal.

Probablemente a nadie le interese lo que diga, mejor callarme.

Nadie me quiere.


Ahora sólo depende de vosotros salir de ese estado en el que, si nos descuidamos, llegaremos a acomodarnos.

El mundo puede ser un lugar bonito por descubrir. Pero para éso... hace falta abrir las puertas. 

Tú decides.







¿Empezamos bailando un poco?


lunes, 27 de enero de 2014

El cambio está en ti

Hace algunos meses, visitando una feria del libro, cayó en mis manos un ejemplar que no pude rechazar:

El Cambio está en ti. Las nueve actitudes que transformarán tu vida -Neale Donald Walsch.

Alguien como yo, buceando constantemente en mis propios pensamientos e interrogando siempre mis sentimientos, en lucha constante por salir adelante... siempre en contacto directo con la parte más profunda de mi yo interior, no podía dejar de leer un libro que ya desde sus primeras páginas dice: 

Sentado o de pie, listo o no, debo decirte: los cambios en tu vida nunca acabarán. Si piensas dejar las cosas un rato, para esperar que todo se calme, quizá recibas una sorpresa. Nada se calmará. Las cosas estarán en constante movimiento en este planeta y en tu vida por mucho tiempo. De hecho... sí, bueno, mejor te lo digo, así será siempre.

Y es tan cierto... vivimos en un continuo cambio. Aún cuando parece que nada parece cambiar, está sucediendo incluso sin darnos cuenta. La vida es movimiento. Solo que todo depende de hacia dónde se mueve y hacia dónde queremos que se mueva. Ahí está la cuestión: ¿hacia dónde queremos encaminarla?

A falta de veinte páginas para terminarlo, os puedo decir que me ha gustado mucho. Personalmente pienso que, como de cualquier experiencia de nuestras vidas, debemos quedarnos con lo mejor. Cada cual elige su parte y se queda con ella. La que más le convenga. Así que yo hoy os voy a dejar la parte que me ha llamado más la atención del libro.

Relata el autor del libro que, sentarse a meditar le hacía volver loco. Era incapaz de sentarse, cerrar los ojos y no pensar. Vaciar su mente era tarea imposible para él. Sin embargo, alguien le explicó que su idea sobre la meditación estaba equivocada. Le dijo que la meditación no tenía que ver con vacío, sino con foco. Enfocar tu atención en una cosa concreta. Obviar el resto. Mirarlo de cerca. Observarlo con atención. Considerar todos sus aspectos. Ver cómo se ve. Observar sus características. Intentar escudriñar cómo se siente. Qué fragancia tiene. Cuál es su tamaño en relación contigo. Mirarlo de cerca. Alejarse y mirarlo después. Experimentar cualquier cosa en su condición completa.

El autor del libro explica que tal visión de la meditación le hizo cambiar su forma de pensar. Ahora podía meditar mientras caminaba, entrenando su mente para dejar de ignorar todo lo que experimentaba, enfocando su atención en un aspecto particular de la experiencia para experimentarla por completo, experimentarla a otro nivel.

Sus palabras han cambiado también en algo mis percepciones sobre mi alrededor. Yo, persona inquieta por naturaleza, tampoco concebía antes otra forma de meditación que no fuera la de sentarse con los ojos cerrados a vaciar tu mente. Ahora ha cambiado mi perspectiva. Ahora intento encontrar mi relación con el entorno. Mi alrededor (nuestro alrededor) está siempre lleno de un montón de cosas que están ahí desde hace mucho tiempo y que jamás nos paramos a mirar con atención. Siempre con la mente ocupada en mil pensamientos, somos incapaces de enfocar nuestras sensaciones en relación a todo aquello que nos rodea, sean personas o cosas. Incluso manteniendo una conversación, pensamos una respuesta mientras nuestro interlocutor aún no ha terminado su frase. Siempre pensamos por adelantado. 

Sin extenderme más, os recomiendo la lectura del libro. Mis palabras nunca sonarán con el mismo entusiasmo con el que el autor nos hace sentir cómo debemos afrontar esos continuos cambios en nuestra vida. 

Feliz lectura.


jueves, 23 de enero de 2014

Diario de una runner novata


Han pasado ya algunos días desde que decidí comenzar a correr. Confieso que ni mi tiempo ni mis fuerzas me dejan salir todos los días a hacer running, pero también confieso mi NO intención de abandonar. A pesar de los dolores óseo-musculares (ayer mismo estuve en el traumatólogo, aunque no por hacer running), a pesar de la falta de tiempo y a pesar del frío que está haciendo por esta parte del mundo... Yo sigo corriendo. Me he dado cuenta que donde antes sentía pereza de ir andando para no coger el coche, ahora estoy deseando llegar corriendo. Hace tan sólo unos días éso era impensable para mí. 

Como todos los que llevábamos años sin practicar nada de deporte, sinceramente, cuesta mucho tomar la iniciativa primero y mantenerla después. Aquí algunas de mis motivaciones:

  • Cada vez que salgo a correr elijo un camino distinto. Estoy haciendo pruebas para ver cuál me es más cómodo y motivador. Creo que por fín hoy he encontrado uno que será el que frecuente. Elegir la ruta es también importante...
  • Me he comprado unas mallas ajustadas pero cómodas. También unas zapatillas deportivas especiales para el running, ¡con cámara de aire y todo! Ni siquiera tenía unas deportivas para comenzar... Ahora sólo por amortizar su precio, me siento encantadoramente obligada a salir a correr.
  • Mi perrita Chica corre conmigo. Al comienzo del recorrido ella va por delante o a mi lado. Al final del recorrido no la puedo ver... me sigue un paso por detrás jadeando tanto más que yo. Pero me acompaña, y me encanta. A ella también le va bien algo de carrera... ¡que es muy comilona!


Solo sé que estoy empezando a sentir éso que llaman... pasión por correr. Me siento bien y me gusta.

En fin, mi próximo objetivo es empezar a contar los kilómetros recorridos. Humildes objetivos, sí, pero sentirse feliz haciendo aquéllo que haces, NO TIENE PRECIO.

Besines de una runner novata.



martes, 14 de enero de 2014

Running - Comenzando a correr. . .

Hace unos días hablaba de los propósitos de Año Nuevo ( http://mirinconimaginado.blogspot.com.es/2014/01/propositos-de-nuevo-ano-al-alcance-de.html ) 
y, acorde a ésto, hoy casualmente he leído un artículo llamado "La Fiebre del Running". Me ha cautivado. No me preguntéis porqué pero me he sentido inspirada para calzarme mis deportivas y salir a correr. Me he reído un montón porque mi perrita, que me ha acompañado durante el trayecto a la carrera, no paraba de mirar hacia atrás asustada por completo pensando probablemente que algún peligro nos acechaba o alguien nos perseguía... no era normal tanto correr. Pobrecita... creo que se va a tener que aficionar a ésto del running porque su dueña, cabezota de nacimiento, ha decidido comenzar a correr. En cierto modo, hoy me he sentido un poco como Forrest Gump ¿recordáis?

Marcar tu propio ritmo o correr acompañado es elección de cada cual. Cambiar los mocasines por unas cómodas deportivas y salir a la calle se ha convertido en una nueva cultura, diríase casi adictiva.




Hace ya años que esta fiebre por el atletismo popular ahora llamado running se está contagiando por doquier. Son cada vez más los que un día decidieron comenzar a correr y para los que sudar callejeando a ritmo de una completa playlist colgando de sus orejas forma ya parte de la rutina diaria. En ciudades grandes como Madrid, al parecer, los runners invaden las calles al atardecer. Sus parques y jardines cuentan con más runners que niños jugando. 


Pero este nuevo estilo de vida trae consigo un nuevo street style... No sirve ya con ponerse el viejo pantalón de chándal y una sudadera cualquiera. Se imponen las prendas ajustadas al cuerpo y las deportivas ligeras, llegando a crear tendencia incluso más allá del deporte para formar parte de nuestro vestir diario. Existen además un sinfín de accesorios que complementarán nuestra afición por el running: auriculares deportivos, modelos gps de muñeca que incluso miden el pulso, aparatos que calculan tus zancadas... hasta aplicaciones de móvil que calcularán por ti los kms recorridos o las calorías quemadas.



En fin, un mundo nuevo para mí. Una experiencia que comienza hoy y que, espero, se convierta en estilo dentro de mi vida. He leído que ser un runner es como comprar hormonas de la felicidad (¡libera endorfinas!) y... no me podía negar. Al fin y al cabo, ¿quién no quiere algunas de ésas?

¿Os apuntáis?



miércoles, 8 de enero de 2014

Propósitos de Nuevo Año... al alcance de cualquiera

Comienza un nuevo año (hasta ahí ninguna novedad ¿no es cierto?) y, como todos los anteriores, entramos en él cargaditos de expectativas y nuevos propósitos. Son prácticamente los mismos de cada año: mejorar la situación económica (encontrar trabajo o encontrar ¿otro mejor?), adelgazar (¡ir al gimnasio!), estudiar algo (¿retomar tal vez el inglés?) y tal y tal...




Esquema de CÓMO deben ser nuestras metas






Todo éso está muy bien. Está realmente bien proponerse cosas y sobre todo cuando son cosas que redundarían (nótese el tiempo condicional) en nuestro beneficio. Sin embargo, ahí está el secreto. Son objetivos sujetos a una condición: la constancia.

Esforzarse por ser constantes no es tarea nada sencilla porque a lo largo del año se nos van a ir cruzando decenas de imprevistos con los que no contábamos mientras engullíamos las uvas y pensábamos en esos "a partir de enero..."

Si de verdad queremos perseverar en nuestro objetivo debemos esforzarnos por seguir firmes en nuestros propósitos. No tirar la toalla si un día nos saltamos la dieta por completo comiendo algo más de la cuenta  o si esta tarde no tenemos ánimo de ir a sudar la camiseta a la sala de fitness. Retomar siempre, en la medida de lo posible, nuestros objetivos, sean los que sean.


Al final, la recompensa es suculenta. No se trata de mirar atrás y ver que has perdido dos tallas de pantalón o que has leído veintisiete libros en un año, sino la satisfacción del objetivo cumplido, de alcanzar metas, de haber sido capaz.




Mucha suerte para este año, de corazón, y si necesitáis un empujoncito... no tenéis más que avisar.