El mes de la vuelta a.... se convierte demasiadas veces en algo difícil de superar.
Ni qué decir de ese crítico momento en el que has de cerrar la puerta del apartamento que ha hecho realidad tu bonita semana en la costa, o de esa despedida de tus padres, a los que dejas en el pueblo. Subir las maletas al maletero. Montar y comenzar a conducir rumbo a tu lugar de origen. El viaje da para mucho pensar... sí, señores, se acaban las terracicas de verano, esas cervecitas hasta pasadas las doce, las playas, los viajes, las escapaditas a algún lugar perdido y, todo hay que decirlo, se acaba el dinero también. Hemos gastado más de lo que pensábamos y lo peor de todo es que hace ya semanas que nos dimos cuenta de ello... pero nos dio igual. Pensamos "llevo todo el año trabajando" o "ya estoy cansado de vivir siempre mirando cómo llegar a fin de mes" "me lo merezco". Nadie te quita la razón, oye. Pero como dijo aquél: a lo hecho, pecho.
Así que septiembre es el mes de sacar pecho, de afrontar que gastaste el dinero de tu próxima cesta de la compra, de los libros de texto de tus hijos (algo grave, sí) o de otras muchas cosas que nos iremos encontrando a medida que pase el mes y olvides cada vez con mayor rapidez lo bien que lo pasaste en aquellas ya lejanas vacaciones...

Así que, paciencia. Septiembre te acecha y solo tú puedes hacer que éste sea el mes en el que, si no todo, algo sí cambió.
Besines y ... a continuar luchando.
Tienes mucha razón, por eso en septiembre empezaba la suscripción a los fasciculos, era como otra promesa mas para "el nuevo año".
ResponderEliminarJulián, los fascículos ya no son lo que eran... Las costumbres tampoco.
Eliminar